Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

Efesios 4:22-24 (NVI)

Amado Padre, te saludo en este maravilloso día y te pido que esta oración atraviese los confines de la Tierra para que llegue hasta tus oídos como suave murmullo y te haga sonreír de complacencia.

Señor, hoy me estoy asomando al espejo de mi existencia, me examino y me detallo. Veo el reflejo de lo que es mi vida y reconozco que necesito y quiero dar más y recibir más. Veo mi pasado y mi presente y decido construir un nuevo y mejor futuro, el cuál comienza en el minuto mismo en que acabe esta oración.

Hoy decido purificar mi existencia. Padre Santo, te pido que me ayudes a alejar  sentimientos impuros como la envidia, el orgullo y la ira,  saca de mi vida  la hipocresía, los celos, las rivalidades y el amor al dinero. Ayúdame a  no caer en prácticas de impureza, libertinaje, chisme y murmuración. Deseo agudizar mi mente para mantener cautivo cada pensamiento porque quiero  ser capaz de pensar antes de hablar, respirar en vez de  estallar y amar en lugar de  odiar.

Hoy es el día de mi renovación y de mi transformación. Hoy acepto practicar de manera paciente, constante y permanente la amabilidad, la hospitalidad, la gratitud, la solidaridad, la disciplina y el respeto. Desde hoy inspirare a la gente porque tendré  una actitud más alegre, una voluntad más férrea y un comportamiento ejemplar.

Hoy Señor  tomo la libre decisión de acercarme a ti y te entrego mi cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable. Hoy estreno un espíritu nuevo, un corazón sincero, dos oídos abiertos, una lengua lenta y atenta, manos limpias y mente dispuesta; te pido que limpies mi conciencia, lava mis culpas y agota mis disculpas. 

Desde este instante viviré para ser tu siervo(a) y tu amigo(a) por eso Jesús,  te abro la puerta de mi corazón para que en el habites y te entrego mi vida para que la renueves, la transformes y la perfecciones. Desde hoy mantendré siempre firme la esperanza y la fe en tus promesas, me preocupare por mi bienestar y el de los demás, el amor será mi escudo pero también mi arma y como nueva criatura soy, comprobaré que tu voluntad es buena, agradable y perfecta.

Hoy nazco de nuevo Señor, hoy me despojo de mis viejas vestiduras y desecho mis antiguas ataduras, me revisto de justicia, santidad y humanidad. Estoy contigo y nueva criatura soy, las cosas viejas pasaron y desde este instante declaro con fe y con certeza que estoy estrenando vida.  Bienvenido mi nuevo YO. 

Amén y Amén.