Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmortalidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Gálatas 5:19-21 NVI

Desde el inicio de los tiempos el  mundo se ha caracterizado por la maldad humana. La maldad se evidencia en las obras, en la manera de hablar y en la forma de pensar de las personas. Es muy triste pensar que  desde la creación le hemos entristecido el corazón a Dios a tal punto que hasta se ha arrepentido de habernos creado (Génesis 6:7).

Un claro y conocido ejemplo de la maldad humana es lo ocurrido a las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra, donde sus habitantes practicaban todas las maldades, bajas pasiones y  aberraciones sexuales posibles, pecaron de soberbia, gula, apatía, e indiferencia hacia el pobre y el indigente y se creían superiores a otras (Ezequiel 16:49). Esta situación se volvió tan grave e insoportable para Dios que tomo la decisión de destruirlas por medio de fuego y azufre.

En la mayoría de las ocasiones, cuando pensamos en Sodoma y Gomorra, pensamos en personas distantes y de otra época, seres que nada tienen que ver con nosotros, pero hoy es un buen día para mirarnos al espejo de nuestra realidad y de nuestra situación actual. Pregúntate por un instante: ¿Cabe alguna posibilidad que yo tenga edificadas en mi vida mis propias  Sodoma y Gomorra?

Cierra tus ojos y como si estuvieras frente a un espejo retrovisor, observa y analiza tus últimos días: ¿Has actuado con soberbia, orgullo ó altanería?,  ¿has caído en gula ó te has sumergido en el alcohol?, ¿has sentido ira, odio, celos, apatía ó envidia hacia alguien?, ¿has sido indiferente e indolente con los pobres e indigentes?.

No te mientas a ti mismo ni busques justificaciones, si hay algún asomo de Sodoma ó de Gomorra en tus acciones, tus pensamientos ó tus emociones, recuerda que en aquella ocasión Dios envió mensajeros divinos para advertirles e invitarlos a transformar sus conductas inadecuadas, a regresar a la ley del amor, del respeto, de la decencia,  pero no los escucharon, no se dieron la oportunidad de transformar sus vidas y disfrutar de una nueva oportunidad.

No endurezcas hoy tu corazón, no permitas que la sordera voluntaria ni la ceguera momentánea se apodere de ti porque el fuego y el azufre no es el destino que el Señor desea para ti. 

Recordemos que en Cantares 2:15 nos dicen. “Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor…” Como Cristianos gracias al amor y al conocimiento de Dios cada día estamos más alejados del pecado pero como Romanos 3:10 dice  Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno…”  por eso hoy es un excelente día para “ir de caza” en nuestra propia casa interior.