Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmortalidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Desde el inicio de los tiempos el mundo se ha caracterizado por la maldad humana. La maldad se evidencia en las obras, en la manera de hablar y en la forma de pensar de las personas. Es muy triste pensar que desde la creación le hemos entristecido el corazón a Dios a tal punto que hasta se ha arrepentido de habernos creado (Génesis 6:7).
Un claro y conocido ejemplo de la maldad humana es lo ocurrido a las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra, donde sus habitantes practicaban todas las maldades, bajas pasiones y aberraciones sexuales posibles, pecaron de soberbia, gula, apatía, e indiferencia hacia el pobre y el indigente y se creían superiores a otras (Ezequiel 16:49). Esta situación se volvió tan grave e insoportable para Dios que tomo la decisión de destruirlas por medio de fuego y azufre.
En la mayoría de las ocasiones, cuando pensamos en Sodoma y Gomorra, pensamos en personas distantes y de otra época, seres que nada tienen que ver con nosotros, pero hoy es un buen día para mirarnos al espejo de nuestra realidad y de nuestra situación actual. Pregúntate por un instante: ¿Cabe alguna posibilidad que yo tenga edificadas en mi vida mis propias Sodoma y Gomorra?
Cierra tus ojos y como si estuvieras frente a un espejo retrovisor, observa y analiza tus últimos días: ¿Has actuado con soberbia, orgullo ó altanería?, ¿has caído en gula ó te has sumergido en el alcohol?, ¿has sentido ira, odio, celos, apatía ó envidia hacia alguien?, ¿has sido indiferente e indolente con los pobres e indigentes?.
No te mientas a ti mismo ni busques justificaciones, si hay algún asomo de Sodoma ó de Gomorra en tus acciones, tus pensamientos ó tus emociones, recuerda que en aquella ocasión Dios envió mensajeros divinos para advertirles e invitarlos a transformar sus conductas inadecuadas, a regresar a la ley del amor, del respeto, de la decencia, pero no los escucharon, no se dieron la oportunidad de transformar sus vidas y disfrutar de una nueva oportunidad.
No endurezcas hoy tu corazón, no permitas que la sordera voluntaria ni la ceguera momentánea se apodere de ti porque el fuego y el azufre no es el destino que el Señor desea para ti.
Recordemos que en Cantares 2:15 nos dicen. “Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor…” Como Cristianos gracias al amor y al conocimiento de Dios cada día estamos más alejados del pecado pero como Romanos 3:10 dice Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno…” por eso hoy es un excelente día para “ir de caza” en nuestra propia casa interior.