Amado Jehová, te saludo en este maravilloso día y te pido que esta oración atraviese los confines de la Tierra para que llegue hasta tus oídos como suave murmullo y te haga sonreír de complacencia.
Señor, hoy me estoy asomando al espejo de mi existencia, me examino y me detallo. Veo el reflejo de lo que es mi vida y reconozco que necesito y quiero dar más y recibir más. Veo mi pasado y mi presente y decido construir un nuevo y mejor futuro, el cuál comienza en el minuto mismo en que acabe esta oración.
Hoy decido no contaminarme más Padre Santo, te pido que me ayudes a alejar sentimientos impuros como la envidia, el orgullo, la ira y el odio, saca de mi vida la hipocresía, los celos, las rivalidades y el amor al dinero.
Ayúdame a no caer en prácticas de impureza, libertinaje, chisme y murmuración. Aclara mis ojos y agudiza mi mente para mantener cautivo cada pensamiento con el fin de identificar y derrotar mis efímeros placeres autodestructivos logrando así alcanzar y disfrutar mi permanente auto edificación.
Hoy es el día de mi renovación y de mi transformación. Hoy acepto practicar de manera paciente, constante y permanente el amor, la hospitalidad, la gratitud, la solidaridad, la disciplina y el respeto. Dame ahora un corazón más alegre, una mente más abierta y una voluntad más férrea para ser aroma agradable a ti mi Amado Jesús.
Fortaléceme cuando este agotado(a), acrecienta mis fuerzas cuando este débil, levántame cuando caiga, sostenme cuando tropiece, consuélame cuando este triste, acompáñame cuando me sienta solo(a) y guíame cuando me sienta perdido(a).
Renueva Dios mío las fuerzas de mis manos cansadas y de mis rodillas debilitadas, porque necesito rodillas fuertes para orar y manos activas para obrar.
Hoy Señor tomo la libre decisión de acercarme a ti con corazón sincero, con manos abiertas y mente dispuesta; te pido que limpies mi conciencia, lava mis culpas y agota mis disculpas. Purifica mi vida y recibe mi cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a ti.
Desde este instante viviré para ser tu siervo(a) y tu amigo(a) por eso te abro la puerta de mi corazón para que en el habites, te abro mi mente para que la renueves y te entrego mi vida para que la transformes y la perfecciones.
Mantendré siempre firme la esperanza y la fe en tus promesas, me preocupare por mi bienestar y el de los demás, el amor será mi escudo, pero también mi arma y como nueva criatura soy, comprobaré que tu voluntad es buena, agradable y perfecta y sé que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Amén y Amén.